viernes, marzo 27, 2009

Lazos blancos...

Ahora que se acerca la Semana Santa, os dejo con la carta de opinión que ha mandado mi hermano a El País y que ha salido publicada hoy:

“Spain is different”, rezaba el eslogan publicitario, pero dudo que los responsables de la campaña publicitaria fueran conscientes de hasta qué amargo punto habían dado en el clavo. Bien, soy un ciudadano español, ateo para más señas. Me esfuerzo en tratar de respetar a una jerarquía eclesiástica que por otro lado no me paga con el mismo respeto. Me estrujo los sesos tratando de descifrar los motivos detrás de toda esta pseudocampaña pro vida con tufillo a neocon. Como homosexual, soporto a una Iglesia que con una mano piadosa asegura no defender otra cosa que la vida humana, con otra se opone a despenalizar la homosexualidad mientras en países como Irán se arrebatan vidas inocentes por ello. Lo cual me induce a pensar que de haber nacido en Irán mi vida no valdría un céntimo para esta amorosa Iglesia que tanto habla de piedad y de caridad.

Pero francamente, empiezo a hartarme. Desayuno con la noticia de que la Conferencia Episcopal no ha tenido mejor idea que la de hacer campaña antiabortista en un nuevo frente: el cacareado lazo blanco. Perdónenme, pero yo creía que la razón por la cual un país laico estructura su calendario escolar en torno a una fiesta religiosa, paraliza sus calles y se apropia sin derecho alguno de obras de arte que son patrimonio de todos era que son, precisamente, fiestas de todos. Tonto de mí. Resulta que no, que es perfectamente aceptable que en la Semana Santa de todos se nos inyecten dosis de proselitismo e ideología, que no sólo se nos impongan unas fiestas sino además se nos diga cómo celebrarlas. La historia de siempre, la de personas que creen que se puede construir una nación a partir de sólo los que piensan como ellos.

José Rojo Martín. 27/03/2009


1 comentario:

Diego dijo...

Olé.

Esta carta nos viene al pelo para el cabildo general del domingo.

Un beso

Pd: aunque creo que por el momento no va haber ningun lazo blanco en ninguna cofradia, salvo los de La Piedad.